¿Corrección temporal o ajuste permanente?
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Guillermo Tagle
Luego de registrar un retorno cercano a 40% durante 2010, lo que lo convirtió en uno de los mercados más rentables del mundo, la plaza bursátil chilena ha tenido un inicio de año de “terror”. En lo que va corrido del 2011, se acumula una caída de 10,7% para el IPSA, donde destacan las caídas en el sector “Retail” (-14,8%), “Construcción e Inmobiliario” (-10,2%) y “Commodities” (-11,2%). Con caídas de esta envergadura, ha llegado marzo y nos presenta un mercado muy diferente al que dejamos al inicio del verano.
La pregunta que resulta natural plantearse es si la caída de los primeros dos meses del año corresponde a una corrección temporal (y por lo tanto una oportunidad), o a un ajuste permanente (que no se va a recuperar).
Antes de aventurar una respuesta, es importante mencionar que en materia de “pronósticos” bursátiles, no hay ciencia exacta y, por ello, la probabilidad de acierto suele ser baja. A pesar de eso, hay algunos conceptos y parámetros que se pueden señalar, para tratar de discernir algo este dilema.
Al cierre de 2010, el nivel récord de retorno registrado provocó inquietud, incluso de la máxima autoridad monetaria del país, que llegó a señalar que las acciones chilenas estaban “sobrevaloradas”. Al respecto, es efectivo que los múltiplos a los que llegó a cotizar la bolsa al cierre de 2010 estaban sobre sus promedios históricos. Pero también es cierto, que durante el ejercicio pasado se produjo un cambio significativo y verificado (hasta ahora), en las expectativas de crecimiento económico del país. Tras varios años en que se había consolidado una cifra para el crecimiento esperado de largo plazo del PIB en torno al 3%-4%, durante el 2010 ese valor cambió a un rango de 5%-6%. Un cambio de expectativas de esa envergadura, si se sostiene y materializa, definitivamente genera y justifica un cambio de valor por una vez en el valor de los activos.
Luego, la afirmación de que las acciones habrían estado sobrevaloradas, estaría comparando múltiplos históricos para un período en que la economía de Chile había estado creciendo menos que lo que ocurriría mirando hacia delante. Todavía esta pendiente de confirmación si Chile ha cambiado realmente su expectativa de crecimiento de largo plazo, pero al menos por lo registrado durante 2010 y lo esperado para el 2011, este cambio de tendencia está ocurriendo. Luego, en lo que se refiere a cambio en las expectativas de crecimiento, las valoraciones podrían haber estado justificadas y de ser así, la corrección del verano sería “oportunidad”.
Respecto de flujos de inversión y desinversión, durante los primeros meses de 2011 también han ocurrido cambios relevantes. El buen desempeño del mercado, la abundancia y disponibilidad de fondos y la reactivación de los planes de inversión en muchas empresas, generó una cantidad significativa de anuncios de aumentos de capital, aperturas bursátiles y colocaciones de bloques de acciones. La primera de ellas (ECL) ya ocurrió durante el verano, pero la mayoría está todavía pendiente de ejecución. Estas operaciones bursátiles de capital primario o secundario, serán buenas oportunidades para los inversionistas, pero al mismo tiempo generarán alguna turbulencia de corto plazo, por la necesidad de disponer de liquidez para participar en ellas. Que en el mercado chileno aumente la cantidad de empresas que coticen sus acciones, que haya muchas aperturas, que aumente la “flotación” de las empresas listadas, que haya proyectos de inversión que requieran aumentos de capital, son todas buenas noticias. Puede que efectivamente el requerimiento de liquidez para participar en estas operaciones afecte los precios en el corto plazo, pero esto no debiera afectar el valor “justo” de las acciones o de las empresas para el largo plazo. Luego, si la corrección del verano ha sido influida por este tipo de anuncios, entonces es también una oportunidad.
Por último, en cualquier caso la corrección ocurrida durante estos dos meses y el comportamiento relativo de la bolsa de Chile respecto de los mercados del resto del mundo, han disipado parte de la preocupación de una eventual “sobrevaloración”. Con esto, si la economía de Chile sostiene los niveles de crecimiento actualmente esperados y con ello, las utilidades de las empresas así lo reflejan, entonces la llegada de marzo nos ha traído una nueva oportunidad.